|
|
![]() |
|||||||||
Existen los príncipes azules?
Si es espiritual a la par que divertido y sociable,entonces perfecto. ¿Quién tiene el problema? ¿Los hombres por no responder a unos estereotipos imposibles, las mujeres por esperarlos, o los guionistas de series y películas por engañarnos? Estamos hartas de ver al Dr. Macizo en “Anatomía de Grey” ejemplificando al hombre con el que todas soñamos, a Mr. Big rescatando a Carrie Bradshaw (en SATC) en París, de las garras de un desconsiderado Barishnikov, o a Mr. Darcy encantado con los kilos y torpezas de Bridget Jones. La realidad no es así, ningún Richard Gere va a convertir a ninguna Julia Roberts de meretriz en dama de la alta sociedad, adorada, idolatrada y bien vestida. Muera la leyenda “Pretty Woman”, “La Cenicienta” o “La bella Durmiente. Una pregunta que asalta frecuentemente es “¿Los guionistas están bien cuando escriben o simplemente se trata de un complot de hundimiento hacia las mujeres? Quizás ellos mismos son mujeres que continúan soñando sin caerse de la cama. Perrault, Andersen o los Hermanos Grimm, culpables de la invención y extensión del estereotipo de “Príncipe Azul”, tienen la excusa de haber existido en una época en las que las féminas se enfrentaban a hombres. Hombres y punto, pero las chicas y mujeres del siglo XXI batallan por enamorar a “ hombres con pánico al compromiso, consumidores compulsivos de viajes, revistas, libros, películas… y lo que es peor: de relaciones) homosexuales, divorciados, padres divorciados, hombres lastimados, bisexuales y un largo etcétera en el que la fauna brilla por su excentricidad.
Llegados a este punto, sobra decir que los príncipes azules no existen, al menos no como los soñamos desde niñas. Lo cual no tiene porqué ser una mala noticia ¿Acaso nosotras somos gráciles hadas o Venus de Boticelli siempre dispuestas a colmar los deseos masculinos? Aunque a todas nos encanta ser las princesas del cuento, en ocasiones nuestras exigencias, marcadas por las altísimas expectativas alimentadas durante años por películas románticas, novelitas de Jane Austen y series de la FOX, nos convierten en verdaderas brujas. En primer lugar es muy importante reseñar que hemos basado nuestro concepto de príncipe azul en creencias contradictorias. Un hombre desvalido, tierno y sensible no puede simultáneamente ser un hombre fuerte, protector y súper viril que nos haga sentir seguras a nosotras. Cada uno adquiere un rol. Si no nos desea, nos frustramos, mientras que si nos desea en demasía nos sentimos acosadas. No es que no exista el hombre perfecto, es que en la mayoría de los casos no sabemos lo que queremos o esperamos de un hombre.
- Otro gran fallo que cometemos las mujeres es pensar que tu pareja tiene que caerle bien a todo el mundo; a tus padres, amigos ( en especial a tu mejor amiga y de existir en tu vida, a tu amigo gay) y divertir a todos en cualquier ocasión. Recuerda que tiene que gustarte a ti, sobre todas las cosas, y que no por no gustarle a todo tu entorno deja de ser el hombre idóneo para ti. - Tu pareja tampoco se debe convertir en una persona que supla todo lo demás, no cometas el error de pensar que puede hacer las funciones de una amiga, una madre o un psicoanalista, pues sólo conseguirás ahogar la relación. Sé realista, muchas de nosotras nos empeñamos en idolatrar a la persona que tenemos al lado, no queriendo ver sus fallos o malos comportamientos. Esto claramente es un error. No te niegues a ver su parte negativa. Todo el mundo la tiene. - Tampoco es bueno que solamente te centres en sus defectos, intenta ver lo mejor de él de una manera equilibrada. Sin dotarle de características sobrehumanas, pero sin convertirte en la típica mujer que vive para martirizarle. - Un consejo final: es mejor el sapo que poco a poco muta en príncipe, que el hombre deslumbrante que llega subido a lomos de un corcel. Quién sabe, igual, al final, acabas comiendo perdices. En el transcurso recuerda que soñar es gratis. |
|
|||||||||
![]() |